lunes, 11 de junio de 2007

Lectura 6 - "El principito" (fragmento)



Cada día aprendía algo sobre el planeta, sobre la partida, sobre el viaje; muy pausadamente, al azar de las reflexiones. Es así como el tercer día conocí el drama de los baobabs.

Fue de nuevo gracias al cordero, porque bruscamente el principito me preguntó, como asaltado por una grave duda:

- ¿Es verdad que los corderos comen arbustos?
- Sí, es cierto.
- ¡Ah! Me alegro.

No entendí porqué era tan importante que los corderos comiesen arbustos. Pero el principito agregó:

- ¿Entonces también comen baobabs?

Le hice notar al principito que los baobabs no son arbustos sino árboles grandes como iglesias y que, aunque se llevara toda una manada de elefantes, la manada no acabaría ni con un solo baobab.

La idea de la manada de elefantes hizo reír al principito:

- Habría que ponerlos unos sobre otros...
Pero señaló sabiamente:
- Antes de crecer, los baobabs comienzan siendo pequeños.
- ¡Es verdad! Pero, ¿por qué quieres que tus corderos coman los pequeños baobabs?

Me respondió: "¡Bueno! ¡Vamos!" como si fuera algo evidente. Y necesité un gran esfuerzo mental para comprender por mí mismo el problema.

Resulta que en el planeta del principito había, como en todos los planetas, hierbas buenas y hierbas malas. Por lo tanto, buenas semillas de hierbas buenas y malas semillas de hierbas malas. Pero las semillas son invisibles. Duermen en el secreto de la tierra hasta que a una se le antoja despertarse. Entonces se estira, y extiende tímidamente hacia el sol una encantadora ramita inofensiva. Si se trata de una ramita de rábano o de rosal, se la puede dejar crecer como quiera. Pero si se trata de una maleza, hay que arrancarla en seguida, en cuanto se la pudo reconocer. Ahora bien, había unas semillas terribles en el planeta del principito... eran las semillas de baobab. El suelo del planeta estaba plagado de ellas. Y de un baobab, si uno se deja estar, no es posible desembarazarse nunca más. Obstruye todo el planeta. Lo perfora con sus raíces. Y si el planeta es demasiado pequeño, y si los baobabs son numerosos, lo hacen estallar.


ANTOINE DE SAINT-EXUPÉRY