Amanecer
"La mañana está fría. Abrígate antes de salir, Samuel", me dijo la muchacha del cuarto de al lado. En realidad, si no fuera por ella, no apreciaría nociones tan evidentes como el clima. Había pasado la noche en vela sin encontrar la última palabra para este ¿informe? ¿cuento? ¿resumen?... en realidad ya no sabía la diferencia.
En cada una de mis acciones (las que suponen un proceso) suelo tener un grave problema para dar el puntillazo final, escribir la última palabra. Me falta el impulso por acabar dicha acción. Hacer algo representa para mí algo más que una carrera contra el reloj. Avanzo desesperadamente para no darme cuenta del momento en el que llego a terminar una obra. De lo contrario, pierdo noción de los plazos, situaciones, el tiempo, e incluso el hecho mismo en el que estoy inmerso. Me gana un estatismo tal que no termino de darme cuenta que el mundo sigue su curso aunque yo mismo no me halle disponible para atenderlo. Este problema mío no sólo me ha hecho cambiar (o perder) mis amistades. Poco recuerdo deja en ellas la imagen de un hombre que se desconecta o desaparece sin dejar explicación alguna de su forma de ser. Sin embargo, cuando escucho palabras tan simples, pero significativas, como "Abrígate antes de salir, Samuel", me veo a mí mismo como parte de este mundo y me vuelvo capaz de terminar lo iniciado; de empezar algo nuevo con la plena conciencia de que sigo siendo parte de una sociedad y que siempre encontraremos a alguien que se fije y se preocupe por uno.
1. ¿Cómo es la vida del narrador de este relato? ¿Es sencilla o complicada? Justifique su respuesta.
2. ¿Por qué razón cree usted que el narrador tiene problemas para terminar una actividad?
3. ¿Es Samuel es un hombre interesante o aburrido? Justifique su respuesta.